miércoles, 6 de enero de 2010

Confesiones de una mascara



En 1948, Yukio Mishima publico su primera novela titulada igual que esta entrada. Sus palabras explican en parte los desenlaces de estas cumbres-yo diría más bien simas- políticas, y algo mas…

"... el arte pertenece a un sistema que siempre resulta inocente mientras que la acción política tiene como principio fundamental la responsabilidad. Y dado que la acción política se valora sobre todo a la vista de los resultados, es posible admitir en ella también una motivación egoísta e interesada, siempre que conduzca a buenos resultados; si, por el contrario, una acción inspirada en un principio altamente ético lleva hacia un resultado atroz, no exime de asumirlo a quien haya cumplido las responsabilidades que le correspondan."

"El problema es que la situación política moderna ha comenzado a actuar con la irresponsabilidad propia del arte, reduciendo la vida a un concierto absolutamente ficticio; ha transformado la sociedad en un teatro y al pueblo en una masa de espectadores, y, en definitiva, es la causa de la politización del arte; la actividad política ya no alcanza el nivel del antiguo rigor de lo concreto y de la responsabilidad"

Entre ataques y reprimendas a la escena política, y volviendo a la novela, se pudo leer unos pasajes autobiográficos:

«...Un día, cuando comenzaban a aparecer los nuevos libros, entré en una librería y, por casualidad, cogí un libro traducido, burdamente encuadernado en rústica. Se trataba de un conjunto de farragosos ensayos debidos a un escritor francés. Lo abrí al azar, e inmediatamente una frase se me quedó clavada en la mente, casi quemándome los ojos. Un penetrante sentimiento de inquietud me obligó a cerrar el libro y devolverlo a la estantería.
A la mañana siguiente, cuando iba camino de la facultad, me sentí poseído por la necesidad de entrar en aquella librería, que se encontraba cerca de la entrada principal de la Universidad, y comprar el libro que había hojeado el día anterior. Durante la clase de Derecho Civil, abrí a escondidas el libro,lo puse junto a mi libreta de apuntes y busqué aquella frase, que me produjo una sensación de inquietud todavía más vivida que el día anterior:

...La medida del poder de una mujer es el grado de sufrimiento con que puede castigar a un hombre que quiere... »


No me deja de parecer una paradoja la premisa con la que titula esta obra. Tomo como cierto que las mascaras no tienen nada que confesar, solo aquel que hay detrás de ellas, y este además bien poco si su máscara está hecha del material con el que se erigen los vientos, de levante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=eQmFHc9Z6KU&feature=related