lunes, 18 de julio de 2011

Precio de las antigás: 40 Euros…y subiendo.


Un quiosquero en Atenas lee en una de las pancartas que desfilan frente a él: “Un economista es aquel que te dirá mañana porque las previsiones que hizo ayer no se cumplieron hoy

¿Y el precio de las mascaras antigás? ¿También habían especulado con esas, verdad?


Para aquellos que no terminaron de vender su conciencia en las bolsas: No se vende, un país así ¿Quién va a garantizar los servicios mínimos para un pueblo necesitado de ellos? ¿Las nuevas y rentables compañías recién compradas? ¿Aquellas de esos paises cuyos bancos debe -y le dejaron volver a deber- el inepto gobierno griego?


Mi abuela es a veces muy recurrente y últimamente recuerda aquello sobre ese mensaje que le mandaron los países ex comunistas de los Balcanes a E.E.U.U queriendo modernizarse:
-“Ayudarnos a cambiar”
-“Cambiar y os ayudaremos” dijeron.



Como cantó Ali Farka, “Ai du” (valor y fé) muchachos. Un tema brutal.







martes, 28 de junio de 2011

El mar carmesí

Calle de Granada. J. Sorrolla. 1910
Vuelvo de allí donde el valle del Lecrín y las Alpujarras se confunden, de un pueblo un poco más allá del Padul que le llaman Acequias. En la ruta tenía presente las palabras que le puso Antonio Gala a Boabdil durante sus primeros kilometros de exílio. El libro es a trozos demasiado sensiblero y lento, supongo que como la mayoría de los infantiles mediodias del principe heredero, pero al final se desenvuelve frente a ti como prenda personal. Amarga y blanda lana, como los recuerdos.


En la última etapa del libro, cuando el treintañero nazarí se dirige a Sierra Nevada por esa misma zona que ahora le recuerdan  nombres de talleres de chapa y pintura,  el escritor le transfiere los siguientes pensamientos: 


“Paso junto a los camellos de una caravana, de andar torpe y enredado. Jamás he asimilado el porte altivo de los camellos. Cargados, doblegados, hambrientos y sedientos, mantienen –a pesar de su extraña  fealdad- la pausa y el compás de su zancada, y el cuello erguido. Al verlos, me hiere un sentimiento de fraternidad; un rey no ha de ser como un caballo purasangre, sino como un camello: eso lo he aprendido cuando no me era útil.”


Boabdil continua y mientras asciende a las Alpujarras, desciende:  

“ ¿Qué tiene que ver la historia con la vida? ¿Acaso la historia trata, ni le importa, de cual es el contenido del corazón? ¿Habla de la aspereza del camino que se pierde de vista y que no vuelve?
  

¿Es el hombre una historia  coherente, o una sucesión de inconexos momentos?”


Hasta llegar a esto, tremendo:


“El naufrago que se ahoga es más grande que el mar; porqué el naufrago sabe que se muere y el mar no sabe que lo mata”

- Fragmentos de El manuscrito carmesí. A. Gala.-

¿Cuanto de cierto en todo esto?
Una cosa es segura. Boabdil cruzo el mar. En barco. Y allí ya se sabe...
A veces lo obvio es tan atractivo como la barandilla de un barco.

Pensando ahora en toda esta historia de Boabdil y su madre se me cruza la idea que éste hubiera sido un personaje muy de Hadjidakis y que a él le hubiera encantado escribirle una melodia. Algo así como lo que escribió para su propia madre.

Tema: Portrait of my mother-Manos Hadjidakis 



jueves, 23 de junio de 2011

La controvertida conjugación

A day in the life in Granada, just a little bit more special...

Yes, we camp! nos dijimos a nosotros mismos. Por fortuna, allí hay gente que estaba esperando esto desde hace años, o incluso décadas. Gente que necesitaba probarse a sí mismo que era capaz de hacer pleno uso de su libertad y que, al lanzar un grito o su zapato al aire, seriamos capaces de responder al menos con una sonrisa. Responder, al menos. Gente que hace que esto sea –aun si cabe- más legitimo. Oportunistas emocionales, el resto: europeos, erasmus del XXI, castellanos, vándalos, nazaríes, ciudadanos todos de esta ciudad que, desde la quema de libros en Bib-Rambla en 1499 miramos en las plazas como el mundo, cada vez más apretado, trata de demostrar más atención a cada uno de sus bordados.

El mundo no existe pues. Olvídenlo, es solo un buen soporte. No lo vuelvan a usar en sus frases con sello de urgente, a excepción de geólogos, claro. Por otra parte, si hasta una plaza hace evidente la necesidad del díscolo sufijo -kratia ¿que nos queda, si no resignarnos a la problemática de la inevitable imperfección de cualquier sistema de gobierno posible?. No creo que los suizos sean más felices que los granadinos aunque vivan 1.4 años más que nosotros.

Bien, y es ahora cuando un mensaje o una idea tiene que dejarse existir. En las próximas palabras de estos párrafos se ha de crear un punto de inflexión y decidir si todo este texto es eso, de aceptación –o también llamada resignación, depende de si el que escribe puede pagarse el alquiler o no-;  o de inconformismo y proclama de que todo esto no es “normal”, no debería serlo (es curioso que al verbo deber se le entienda tal cual en tiempo condicional).

Quiero construir una torre de argumentos que haga al rico menos rico y al pobre menos pobre y que todos trabajen lo mismo de mucho o de poco. Y tengo que hacerlo usando solo verbos libres de cualquier tipo de subjetividad, verbos primarios (despertar, desplazarse, reír, descansar, dormir, etc.). Y no puedo. Puedo soñar y tratar de aproximarme a ello durante toda mi vida, un camino de los de verdad, y perecer orgulloso de haberlo intentado, como los troncos y el cielo, promesa y espera. Y eso si me vale.

Las cosas siempre pueden mejorar, cambiar. Siguiendo frente a los parlamentos como lluvia de costado, molestándoles, advirtiéndoles y de alguna manera, amenazándoles obtendremos algo a cambio, como mínimo un trozo de moral publicable a nuestros hijos, un alimento para la vanidad sana.


Tema: A day in the life -Beatles, version de G. Green.

 

viernes, 29 de abril de 2011

Y su voz murió en la isla de…

…bueno, para cada persona habrá una. La mia fue esta:

 Hace años un buen amigo –Manos…un abrazo – entre los ladrillos de Camino de Ronda, okupas ocupados ferroviarios, plazas de sabor ilegal y el resto de tierras granadinas que tanto le gustaban –casi siempre decía al salir del portal “Como me gusta esta ciudad” y usaba el verbo gustar tal cual, en español, conjugado al griego, muy de marinero- me puso una canción. Y al darse cuenta que a mis 26 no conocía al cantante, me propuso que escuchara cualquier melodía suya y me aseguró que me gustaría.

Semanas o meses más tarde, entre cigarros liados, altavoces portátiles y vasitos pequeños sobre melamina de estudiante, me dijo que tratara en esta vida de encontrar a este cantante, allá, en las pequeñas islas sin aeropuertos que a él siempre le gustaba tocar.


Los años pasaron –el amigo se fue a un país de portales nevados y supermercados subterráneos- y un verano, pegado en la puerta de una pastelería de un pequeño puerto de Kos, un anuncio de estética muy retro, rojo y negro, anunciaba una “noche de música” en las murallas ciclópeas de la pequeña islita de enfrente, Nísiros. El cantante era él.

Y así se trazo un meridiano en mi interior, ecuador entre un deseo que llevaba años esperándolo, y recuerdo que -ahora- es muy difícil de olvidar.

Un mes después de aquello, regresé a aquel lugar. La isla es un cono con una circularidad tan evidente que resulta desconcertante en el egeo. Detrás del pueblo portuario comienza una vereda que te asciende hasta la antigua acrópolis, la de las grandes murallas –ya los antiguos decían que no sabían quién las había levantado y las atribuían a la época de los cíclopes-. Volví a visitar al camino en sí, sotobosque de olivos, higueras, pistacheros, chumberas, agaves y burritos oscuros. Y después llegué donde sonó la música. Ningún humano, muchos lagartos entre los bloques de piedra, chicharras y un halcón inmóvil en el aire. Al dar la espalda al mar,  la cima, inevitable, me recordó haber leído que la isla escondía en su corazón un volcán, y noté el acierto con eso de “escondido”.

Busqué un autobús que me llevó al último y más alto pueblo de la isla, el que está en el borde del cráter, el que llaman Nikiá. Al descender del autobús, entré en la aldea como quien se introduce en el pico de una nube, sin saber donde ni cuando me tropezaría con la inmensidad. En un callejón de buganvilias, se abrió una puerta y descendió un hombre, observó que yo le miraba muy sorprendido, abrió la verja de su jardín de cal y piedra, me dio los buenos días y traté de responderle algo sencillamente oportuno, de lo que jamás pudiera arrepentirme -Καλημέρα κύριε Παπάζογλου- El resto se lo dije hoy.

Emplazamiento del concierto que dio Papazoglou 6/8/09. Paleokastro, Nysiros. Al fondo, la isla de Kos.

miércoles, 20 de abril de 2011

El prólogo de una tentación


“La doble sustancia de Cristo siempre fue para mí un misterio profundo e impenetrable: el deseo apasionado de los hombres, tan humano, tan sobrehumano, de llegar hasta Dios o, más exactamente, de retornar a Dios para identificarse con él. Esta nostalgia, a la vez tan misteriosa y tan real, ha abierto en mí hondas heridas y también fluyentes y profundos manantiales.

Desde mi juventud, mi angustia primera, la fuente de todas mis alegrías y amarguras ha sido ésta: la lucha incesante e implacable entre la carne y el espíritu.

Llevo en mí las fuerzas tenebrosas del Maligno, antiguas, tan viejas como el hombre y aun más viejas que éste; llevo en mí las fuerzas luminosas de Dios, antiguas, tan viejas como el hombre y más viejas que éste. Y mi alma es el campo de batalla donde se enfrentaban ambos ejércitos.

La angustia ha sido abrumadora. Amaba mi cuerpo y no deseaba que se perdiera; amaba mi alma y no quería verla envilecida. He luchado para reconciliar estas dos fuerzas cósmicas antagónicas, para hacerles comprender que no son enemigas sino que, por el contrario, están asociadas, de manera que pueden reconciliarse de forma armoniosa, y de este modo yo podré, reconciliarme con ellas.

Todo hombre participa de la divina naturaleza, tanto en su carne como en su espíritu. Por ello el misterio de Cristo no es sólo el misterio de un culto particular, sino que alcanza a todos los hombres. En cada hombre estalla la lucha entre Dios y el hombre, inseparable del deseo de reconciliación. Casi siempre esta lucha es inconsciente y dura poco, pues un alma débil carece de fuerzas para resistir por largo tiempo a la carne; el alma pierde entonces levedad, acaba por transformarse en carne y la lucha toca a su fin. Pero en los hombres responsables, que mantienen día y noche los ojos fijos en el Deber supremo, tal lucha entre la carne y el espíritu estalla sin misericordia y puede perdurar hasta la muerte.

Cuanto más potentes son el alma y la carne, más fecunda es la lucha y más rica la armonía final. Dios no ama las almas débiles ni los cuerpos sin consistencia. El espíritu ansia luchar con una carne potente, llena de resistencia. Es un ave carnívora que nunca deja de tener hambre, que devora la carne y la hace desaparecer asimilándosela.

Lucha entre la carne y el espíritu, rebelión y resistencia, reconciliación y sumisión, y, en suma, lo que constituye el fin supremo de la lucha, es decir, la unión con Dios; tal es la ascensión seguida por Cristo, el cual nos invita a seguirle marchando tras las huellas sangrientas de sus pasos.

Este es el Deber supremo del hombre que lucha: alcanzar el elevado pináculo que Cristo, el primogénito de la salvación, coronó. ¿Cómo podemos iniciar el ascenso?

Para poder seguirle es preciso que poseamos un conocimiento profundo de su lucha, que vivamos su angustia, que sepamos cómo venció las celadas floridas de la tierra, cómo sacrificó las pequeñas y las grandes alegrías del hombre y cómo ascendió, de sacrificio en sacrificio, de hazaña en hazaña, hasta la cima de su martirio: la Cruz.

Jamás seguí con tanto terror su marcha sangrienta hacia el Gólgota (Calvario), jamás viví con tanta intensidad, con tanta comprensión y amor, la Vida y la Pasión de Cristo como durante los días y las noches en que escribí La última tentación. Mientras escribía esta confesión de la angustia y de la gran esperanza de la humanidad, estaba tan emocionado que mis ojos se arrasaban de lágrimas. Jamás había sentido caer gota a gota la sangre de Cristo en mi corazón con tanta dulzura, con tanto dolor.

Porque para ascender a la cima del sacrificio, a la Cruz, a la cima de la inmaterialidad, a Dios, Cristo pasó por todas las pruebas que debe pasar el hombre que lucha. Esta es la razón por la cual su sufrimiento nos resulta tan familiar, y por la que su victoria final se nos antoja nuestra propia victoria futura. Esta parte de la naturaleza de Cristo, tan profundamente humana, nos ayuda a comprenderlo, a amarlo y a seguir su Pasión como si se tratara de nuestra propia pasión. Si no poseyera dentro de él el calor de este elemento humano, jamás podría conmover nuestro corazón con tanta seguridad y ternura, jamás podría convertirse en un modelo para nuestra vida. Luchamos, lo vemos luchar como nosotros y cobramos valor. Vemos que nos encontramos solos en el mundo y que él, sea como fuere, lucha a nuestro lado.

Cada instante de la vida de Cristo es una lucha y una victoria. Triunfó del irresistible encanto de las sencillas alegrías humanas, triunfó de la tentación; transformó incesantemente la carne en espíritu y continuó su ascensión; llegó a la cima del Gólgota, subió a la Cruz.

Pero ni siquiera aquí acabó su combate. En la Cruz le esperaba otra tentación, la última tentación. Como en un relámpago, el espíritu del Maligno desplegó ante los ojos desfallecientes del Crucificado la engañosa visión de una vida apacible y dichosa: había seguido —así creyó— el sendero suave y fácil del hombre; se había casado, había tenido hijos, los hombres lo amaban y respetaban; y ahora, ya viejo, estaba sentado a la puerta de su casa, recordaba las pasiones de su juventud y sonreía satisfecho. ¡Qué bien había procedido! ¡Qué sabiduría haber seguido el sendero del hombre y qué insensatez era querer salvar el mundo! ¡Qué alegría haber escapado a las tribulaciones, al martirio y a la Cruz!

Esta fue la última tentación que durante los segundos de un relámpago turbó los instantes finales del Salvador. Pero bruscamente Jesús sacudió la cabeza, abrió los ojos. Vio: no, no era un traidor, ¡alabado sea Dios!, no había desertado, había cumplido la misión que Dios le había confiado. No se había casado, no había vivido dichoso, había llegado a la cima del sacrificio: estaba clavado en la Cruz.

Cerró los ojos, satisfecho. Entonces se oyó el grito triunfal: ¡Todo se ha consumado! Es decir, terminé mi misión, fui crucificado, no sucumbí a la tentación.

Escribí este libro para ofrecer un ejemplo supremo al hombre que lucha, para mostrarle que no debe temer el sufrimiento, la tentación ni la muerte, porque todo ello puede ser vencido y ya ha sido vencido. Cristo sufrió, y desde entonces el sufrimiento quedó santificado; la Tentación luchó hasta el último instante para extraviarlo, y la Tentación fue vencida. Cristo murió en la Cruz, y en ese mismo instante la muerte fue por siempre vencida.

Cada obstáculo interpuesto en su marcha se transformaba en hito y ocasión de futura victoria. Ante nosotros tenemos ahora un ejemplo que nos abre el camino y nos infunde valor.

Este libro no es una biografía, sino la confesión de todos los hombres que luchan. Al escribirlo, cumplí con mi deber. El deber de un hombre que luchó mucho, que se ha sentido muy atormentado en su vida y que ha esperado mucho.

Estoy seguro de que todo hombre libre que lea este libro rebosante de amor amará más que nunca, más intensamente que nunca, a Cristo.”

Prólogo de La última tentacion de Cristo 
NIKOS KAZANTZAKIS




Fue semana santa cuando leí por primera vez este libro –gracias a la biblioteca pública, si no, imposible de encontrar- y lo cierto es que nunca he estuve tan alejado del agnosticismo, que leyendo esta particular obra.
Entre pasos de procesiones, helados en San Juan de Dios y pelis de judíos y egipcios al llegar a casa, recordé la versión de Grant Green de la canción negro espiritual “Go down Moses”.

Y volviendo a la tentación.. el personaje mas revelador en la polémica obra , es el de Judas - al igual que el propio Cristo- cosa que me recuerda una breve historia, siempre tan densa y de textura tan confusa como polen, tan "pastilla de bits impresos", tan de él, como todas las que hizo.


"... era necesario que un hombre, en representación de todos los hombres, hiciera un sacrificio condigno. Judas Iscariote fue ese hombre. Judas, único entre los apóstoles intuyó la secreta divinidad y el terrible propósito de Jesus. El Verbo se había rebajado a mortal; Judas, discípulo del Verbo, podía rebajarse a delator (el peor delito que la infamia soporta) y ser huésped del fuego que no se apaga."

Fragmento de Las tres versiones de Judas
J.L.BORGES

jueves, 17 de febrero de 2011

Las niñas de Portugal

Le grand bleu. Valentina Cambiasso

Hablábamos del porqué Granada no debe tener mar. Fue antes que los de Chipiona irrumpieran en el bar, y el escenario, que no era precisamente azul, se volvió circense. Cuando un local está a mitad de una cuesta, afuera hace frio y silencio y dentro alguien canta chirigotas enfundado en un anorak mientras el dueño te recuerda que lo más hospitalario es servirte en chándal, es difícil no pensar en lienzos. Allí se trato de recordar todas aquellas ocurrencias condenadas a justificar la celeste ausencia.

El cachondeo gaditano era quizás la respuesta. 

-A lo mejor tiene razón el señor Viceroy con su absurdo: “No es lo que tengo, es lo que soy” y hay que comprarse uno.

Aun así había…Si, había algo -me decía-  en una antigua entrevista sobre esto.

“...
-Sabina: El mar no es mi amigo, no es de mi familia. Yo me quedo ante el mar como un cateto aterrorizado.
-Serrat: Como una señora que, cuando vio el mar, se lo quedó mirando muy fijamente y dijo: "Jesús, qué ocurrencia".
-Sabina: Ja, ja. A mí me impresionó mucho lo de las niñas ésas que se fugaron a Portugal. El único comentario que fueron capaces de hacer es que vieron el mar y era más grande que en la tele
…”

-Y también está lo de Bukowsky, lo tengo que mirar en internet. Lo de:

“Hoy
conocí a un genio en el tren
como de seis años de edad;
se sentó a mi lado y,
mientras el tren
corría por la costa,
llegamos al océano.
el niño me miró y me dijo:
el mar no es nada bonito.

fue la primera vez
que me di cuenta
de ello. " 


-Ah, no! Si nos ponemos así, nos ponemos a hablar también de Elytis.
-Pero si es que no se trata de eso, hay que esforzarse y hablar mal del mar. Mira los cretenses, que lo llaman “fabricante de viudas”.
-A mi no me gusta esto.
-A mi tampoco. ¿Y a ti Fílipo?
-Yo crreo que el mar no está aquí porque tiene secrretos.
-¿Cuáles? ¿Los que decía Seferis, verdad? 

“Τα μυστικά της θάλασσας ξεχνιούνται στ' ακρογιάλια
η σκοτεινάγρα του βυθού ξεχνιέται στον αφρό”


-¿Y eso en cristiano es…?

“Los secretos del mar se olvidan en las playas, 
la negrura del abismo se olvida en la espuma”

miércoles, 16 de febrero de 2011

Dis - obviedad II ...y el principio antrópico


El hielo no debería flotar, o al menos no debería esperarse eso de él. Aunque explicable, esto es tan extraño como ir a una biblioteca, escoger al azar un libro de tapa dura y bien encuadernado, acostarlo sobre una mesa y observar cómo se abre por la primera pagina.

Así lo entendí al recordar esta anomalía mientras leía un articulo relacionado con este tipo de informaciones inútiles. Debería precipitar, haber congelado océanos y lagos durante las glaciaciones y destruir y reformar así la vida presente en esta tierra. Leo sobre esa búsqueda académica que empezó en 1900, para descubrir y entender todos los tipos de hielos presentes y posibles en el universo. Y en todos ellos (van por el Nº XIV), el agua sólida siempre siempre es más densa que la liquida.

Que la forma  y el olor de los pétalos de una orquídea sea una copia exacta del cuerpo de un abejorro hembra no es equiparable, no ha de sorprender por fascinante que sea, pues eso no es una casualidad, es un resultado tras una reacción, la de la coevolución.  Sin embargo, si es casual que solo en las condiciones de este planeta, el agua a los mágicos 4 °C de la vuelta e inesperadamente haga descender  su densidad. Escribo todo esto para recordarme a mí mismo la perplejidad que están sufriendo los físicos por la inverosímil precisión con que parecen ajustadas las constantes fundamentales de nuestro cosmos. Existen dos palabrejas que juntas dan mucho que pensar y atraviesan como espada fresca las pausas de esta curiosidad estadística: el “principio antrópico”. Este ya se postuló en 1904 por el naturalista Russell Wallace diciendo "Es posible que un universo tan enorme y complejo como el que vemos a nuestro alrededor sea un requerimiento absoluto para producir un mundo adaptado en todo detalle para que la vida se desarrolle ordenadamente y culmine en el hombre".

Curiosa cábala, se antoja como el germen de una religión monoteísta mientras que fue dicha por un agnóstico convencido.

Y mientras aqui se piensa donde no se toca fondo, en el norte de África la gente actúa porque ya lo tocó suficientemente.

domingo, 13 de febrero de 2011

Allegro del concierto de Brandenburgo Nº 3


El mediodía le quita el gorro invernal a la calle Ancha de Capuchinos. Ahí, a la altura de los naranjos bajo el Hospital Real, desmiembro la sierra de  mi vista y observo a la derecha una inmensa cola de gente, más grande que la propia acera que los sostiene. El quiosco frente a la parroquia de fray Leopoldo es un islote entre el gentío, la cola dobla la esquina y se dirige a

-La viien con los curas, que negocio tienen montao!

Risueño de treintilargos, buena percha, pull-over gris, pantalon vaquero pegaito, zapatos pijotescos y carpeta negra en la mano. Me sonrie mientras se aleja sin esperar respuesta. Su mirada solo decia "Que dia mas de puta madre", la mía "gracias a Dios existen las contradicciones".

Continué y volví a poner el allegro. Aunque no me asomé, sabia que el Triunfo estaría lleno de iguanas marinas.



Tema: No lo subí, pero cualquier interpretacion de menos de 5 min. y medio.

lunes, 31 de enero de 2011

Dis - obviedad I ...y el triunfo de la estética


¿Te diste cuenta lo improbable de tapar con exactitud el perfil de una moneda con la cabeza de un alfiler?

Es mera casualidad, es sencilla y escandalosamente fortuito e  improcedente como una rima entre los párrafos del currículum de un militar, que la luna descanse en el único punto capaz de ofrecernos un eclipse solar total. 





¿O no?



Wayne shorter entró en el teatro Isabel la catolica, tocó, y no paro o hubo pausa alguna hasta pasada más de una hora, al final del concierto. Morente y su pañuelo estaban entre el público, periodistas, jazzeros y curiosos también.No creo que mucha gente en esa sala tuviera claro que música era esa. La gente me preguntaba como estuvo. Decir que "estuvo bien guapo" sería algo así como comentar la belleza de los diseños fractales en la disposicion de unas ramas,  aconsejar un libro de Stephen Hawking, ese tipo de cosas; por otro lado, poner cara de rumiante y confesar "decepción tio, no tocó nada bueno suyo" es  -y esto es lo único que se me ocurre- desantender los delirios de suciedad y polvo en el borde de una esfera luminosa.

A la semana de aquello, leí en el periodico que tras el concierto Wayne le dijo al público: "Gracias por venir y seguir escuchando esta música que la gente todavia sigue llamando jazz"


Ese "todavía" creo que es el triunfo de la estética.

miércoles, 26 de enero de 2011

El prólogo de la esposa

  Demonio - antes conocido como Eosforo “el portador de luz”- Mikhail Vrubel.      
                                                         
DIEZ AÑOS, diez años más, pedía a su dios Nikos Kazantzakis para concluir su obra, para decir lo que tenía que decir, para "vaciarse". -"Que venga después la muerte y solo encuentre un costal de huesos". Con diez años le bastaría, por lo menos así creía él.



- ¡Lo terminarás!
- Lo modificaré. Ahora sí que sé escribir. ¡Ya verás! Toma una hoja de papel y un lápiz, veamos si alcanzo a dictarte...

Nuestra colaboración duró apenas unos minutos.

-¡Imposible! No sé dictar. Solo puedo pensar con el lápiz en la mano: "Antepasados... Padres... Creta... Infancia... Atenas... Viajes... Sikelianos... Viena... Berlín... Prevelakis... Moscú..."  Y, con voz apenas audible, que emergía de las aguas insondables del subconsciente, empezó a dictarme los dísticos franciscanos que había puesto en boca del santo: "He dicho al almendro: Háblame de Dios, hermano. Y el almendro floreció."

-¡Lee, lee, niña, lee que te escucho!

"Reúno mis herramientas: la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto, la mente. Ha caído la tarde, la jornada de trabajo concluye, vuelvo como el topo a mi casa, a la tierra. No es que esté cansado de trabajar, no lo estoy, pero ya se pone el sol..."
No pude seguir. Mi garganta se estrechó. Por primera vez Nikos hablaba de la muerte.

-¿Por qué escribes como si fueras a morir? -exclamé realmente enloquecida y, para mí: ¿por qué acepta de pronto la muerte?

-¡No, no, no moriré compañera, no hagas caso! Viviré todavía diez años, ¿no lo hemos dicho? -respondió sin ninguna vacilación. Necesito diez años más -repitió y extendió la mano para tocarme la rodilla. -Vamos, léeme, veamos lo que acabo de escribir.

Me lo negaba a mí, pero quizás él lo sabía. Porque aquella misma tarde metía en un sobre el capítulo en cuestión acompañado por una carta para Pandelis Prevelakis: "Eleni no ha podido leer, ha estallado en sollozos. Pero es que empieza a acostumbrarse, que yo también me acostumbro...Su demonio interior lo impulsó probablemente a abandonar el Tercer Fausto que tanto deseaba escribir, para comenzar Carta al Greco.

-No me juzgues como un hombre -me suplicó un día otro combatiente. No me juzgues por mis actos, júzgame como si fueras Dios, por la intención secreta que tienen mis acciones.

Así, pensé, es como debemos juzgar a Nikos Kazantzakis. No por lo que ha hecho, y ya lo creo que lo que ha hecho tiene valor intrínseco. Sino por lo que quería hacer; ya lo creo que lo que quería hacer tenía altísimo valor para él y para nosotros.

Prólogo para la edición griega de Carta al Greco.
ELENI KAZANTZAKIS
Ginebra, 15 de junio de 1961.




...


Una noche pregunté a Dios: - Señor, ¿cuándo perdonarás a Lucifer? -Cuando él me perdone, me respondió.


Fragmento de Carta al Greco.

domingo, 23 de enero de 2011

El arca de Arkás

Empezando a gustar de veras los comics, a mi, también. Tanto como cuando de pequeño, aunque de otra manera. Trataré a partir de hoy, y de manera, seguramente muy interrumpida pero constante, de hacer de traductor & interprete de un autor de comics tan conoci- do en Grecia como desconocido en el resto del globo. Este tipo tan genial como anónimo, de pseudo- nimo Arkás (única información personal conocida de él), se ha convertido en una suerte de accesorio de viaje para los helenos, atravesando 2 o casi 3 generaciones de mesitas de noche y dando lugar a una especie de bodega humoristica en los bienlogrados kioskos de allá.
Para más cosas, en la wikipedia española hay un buen resumen.

Una viñeta de la serie de "La vida, después" (1999).


 

Postdata de Mario Benedetti : 

Vivir 
despues de todo
no es tan fundamental.

miércoles, 19 de enero de 2011

Letras sueltas







"... Si pudiera al mundo entero cambiar
volveria a pintar de azul el mar ..."




Aparecieron estas palabras en una canción, a traves de una emisora radio griega online. Al fijarme en ellas, me quedé sin conexión.

Curiosamente, con una traducción exacta, es fácil conseguír igualmente la rima.

miércoles, 12 de enero de 2011

Y su voz murió en tierra














Yo quiero recordar estos cristales del aire
los rastros de colores en pliegues de aguas negras
las gotas entrepétalas, ojos algodonales
y alientos de flor ebria

Barrena que se enciende y lastima puños abiertos
Modela el aire estambres y espinas de seis cuerdas
En cuevas de campanas despiertan poetas muertos
Mente que no abarca, puertos sin navío.

A un balcón de saetas se agarraba
todo esto se perdió
por tu mano
la que rosas con el índice pintaba.




A Enrique Morente



Tema: Si mi voz muriera en tierra