lunes, 31 de enero de 2011

Dis - obviedad I ...y el triunfo de la estética


¿Te diste cuenta lo improbable de tapar con exactitud el perfil de una moneda con la cabeza de un alfiler?

Es mera casualidad, es sencilla y escandalosamente fortuito e  improcedente como una rima entre los párrafos del currículum de un militar, que la luna descanse en el único punto capaz de ofrecernos un eclipse solar total. 





¿O no?



Wayne shorter entró en el teatro Isabel la catolica, tocó, y no paro o hubo pausa alguna hasta pasada más de una hora, al final del concierto. Morente y su pañuelo estaban entre el público, periodistas, jazzeros y curiosos también.No creo que mucha gente en esa sala tuviera claro que música era esa. La gente me preguntaba como estuvo. Decir que "estuvo bien guapo" sería algo así como comentar la belleza de los diseños fractales en la disposicion de unas ramas,  aconsejar un libro de Stephen Hawking, ese tipo de cosas; por otro lado, poner cara de rumiante y confesar "decepción tio, no tocó nada bueno suyo" es  -y esto es lo único que se me ocurre- desantender los delirios de suciedad y polvo en el borde de una esfera luminosa.

A la semana de aquello, leí en el periodico que tras el concierto Wayne le dijo al público: "Gracias por venir y seguir escuchando esta música que la gente todavia sigue llamando jazz"


Ese "todavía" creo que es el triunfo de la estética.

miércoles, 26 de enero de 2011

El prólogo de la esposa

  Demonio - antes conocido como Eosforo “el portador de luz”- Mikhail Vrubel.      
                                                         
DIEZ AÑOS, diez años más, pedía a su dios Nikos Kazantzakis para concluir su obra, para decir lo que tenía que decir, para "vaciarse". -"Que venga después la muerte y solo encuentre un costal de huesos". Con diez años le bastaría, por lo menos así creía él.



- ¡Lo terminarás!
- Lo modificaré. Ahora sí que sé escribir. ¡Ya verás! Toma una hoja de papel y un lápiz, veamos si alcanzo a dictarte...

Nuestra colaboración duró apenas unos minutos.

-¡Imposible! No sé dictar. Solo puedo pensar con el lápiz en la mano: "Antepasados... Padres... Creta... Infancia... Atenas... Viajes... Sikelianos... Viena... Berlín... Prevelakis... Moscú..."  Y, con voz apenas audible, que emergía de las aguas insondables del subconsciente, empezó a dictarme los dísticos franciscanos que había puesto en boca del santo: "He dicho al almendro: Háblame de Dios, hermano. Y el almendro floreció."

-¡Lee, lee, niña, lee que te escucho!

"Reúno mis herramientas: la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto, la mente. Ha caído la tarde, la jornada de trabajo concluye, vuelvo como el topo a mi casa, a la tierra. No es que esté cansado de trabajar, no lo estoy, pero ya se pone el sol..."
No pude seguir. Mi garganta se estrechó. Por primera vez Nikos hablaba de la muerte.

-¿Por qué escribes como si fueras a morir? -exclamé realmente enloquecida y, para mí: ¿por qué acepta de pronto la muerte?

-¡No, no, no moriré compañera, no hagas caso! Viviré todavía diez años, ¿no lo hemos dicho? -respondió sin ninguna vacilación. Necesito diez años más -repitió y extendió la mano para tocarme la rodilla. -Vamos, léeme, veamos lo que acabo de escribir.

Me lo negaba a mí, pero quizás él lo sabía. Porque aquella misma tarde metía en un sobre el capítulo en cuestión acompañado por una carta para Pandelis Prevelakis: "Eleni no ha podido leer, ha estallado en sollozos. Pero es que empieza a acostumbrarse, que yo también me acostumbro...Su demonio interior lo impulsó probablemente a abandonar el Tercer Fausto que tanto deseaba escribir, para comenzar Carta al Greco.

-No me juzgues como un hombre -me suplicó un día otro combatiente. No me juzgues por mis actos, júzgame como si fueras Dios, por la intención secreta que tienen mis acciones.

Así, pensé, es como debemos juzgar a Nikos Kazantzakis. No por lo que ha hecho, y ya lo creo que lo que ha hecho tiene valor intrínseco. Sino por lo que quería hacer; ya lo creo que lo que quería hacer tenía altísimo valor para él y para nosotros.

Prólogo para la edición griega de Carta al Greco.
ELENI KAZANTZAKIS
Ginebra, 15 de junio de 1961.




...


Una noche pregunté a Dios: - Señor, ¿cuándo perdonarás a Lucifer? -Cuando él me perdone, me respondió.


Fragmento de Carta al Greco.

domingo, 23 de enero de 2011

El arca de Arkás

Empezando a gustar de veras los comics, a mi, también. Tanto como cuando de pequeño, aunque de otra manera. Trataré a partir de hoy, y de manera, seguramente muy interrumpida pero constante, de hacer de traductor & interprete de un autor de comics tan conoci- do en Grecia como desconocido en el resto del globo. Este tipo tan genial como anónimo, de pseudo- nimo Arkás (única información personal conocida de él), se ha convertido en una suerte de accesorio de viaje para los helenos, atravesando 2 o casi 3 generaciones de mesitas de noche y dando lugar a una especie de bodega humoristica en los bienlogrados kioskos de allá.
Para más cosas, en la wikipedia española hay un buen resumen.

Una viñeta de la serie de "La vida, después" (1999).


 

Postdata de Mario Benedetti : 

Vivir 
despues de todo
no es tan fundamental.

miércoles, 19 de enero de 2011

Letras sueltas







"... Si pudiera al mundo entero cambiar
volveria a pintar de azul el mar ..."




Aparecieron estas palabras en una canción, a traves de una emisora radio griega online. Al fijarme en ellas, me quedé sin conexión.

Curiosamente, con una traducción exacta, es fácil conseguír igualmente la rima.

miércoles, 12 de enero de 2011

Y su voz murió en tierra














Yo quiero recordar estos cristales del aire
los rastros de colores en pliegues de aguas negras
las gotas entrepétalas, ojos algodonales
y alientos de flor ebria

Barrena que se enciende y lastima puños abiertos
Modela el aire estambres y espinas de seis cuerdas
En cuevas de campanas despiertan poetas muertos
Mente que no abarca, puertos sin navío.

A un balcón de saetas se agarraba
todo esto se perdió
por tu mano
la que rosas con el índice pintaba.




A Enrique Morente



Tema: Si mi voz muriera en tierra